martes, 24 de mayo de 2011

De Servicios Escolares a Servicio al Cliente

Frustración. Dícese del sentimiento que me embarga como estudiante de Pedagogía y madre cuando veo la deriva educacional que el país está experimentado y que, en lugar buscar una solución, parece querer alejarse cada vez más y más de la lógica y la razón (ya no digamos la Pedagogía, la Didáctica, la Ética o la Epistemología).

Cuando la Educación está tomada entre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la educación (SNTE) y los administradores que sólo buscan el dinero pareciera que ya no hay lugar para dónde hacerse. Mientras en la escuela los pedagogos en formación hablan de utopías, la realidad es mucho más compleja que simplemente discutir si Freire, Freinet, Dewey o Rousseau son la solución a nuestros problemas. La Educación en México representa, en la actualidad (y desde hace mucho tiempo) un serio problema multifacético que debe ser atacado desde distintos puntos al mismo tiempo, no sólo con discursos y utopías sino con acciones que involucren a todos los participantes: educadores, padres, educandos, gobierno.

Es imposible que lleguemos a algún lado mientras la Educación siga secuestrada por intereses políticos y económicos. Por un lado, contemplar al SNTE protegiendo a una maestra que ha tenido más faltas que asistencias en un Jardín Preescolar y saber que ni siquiera la Directora de dicha institución puede despedirla porque el Sindicato no lo permite es desesperante. Aquí es donde los padres deben tomar cartas en el asunto y no quedarse sólo con quejas inocuas, sino asistiendo a las instancias necesarias y ejerciendo presión para conseguir un cambio de profesora. Empero, éste es sólo un caso muy particular. ¿Cuántos más no existen allá afuera?

Por otro lado, contemplar a los estudiantes universitarios de instituciones privadas (las escuelas de paga) totalmente desinteresados en las clases porque saben que NO PUEDEN REPROBAR. La Escuela mandándoles el mensaje de que son un cliente más que mientras pague seguirá recibiendo el servicio y eventualmente un título, sin importar si en el proceso aprende o no. ¿En qué momento dejó de ser Servicio Escolar para convertirse en Servicio al Cliente? ¿En qué momento tener dinero empezó a ser la razón número 1 para obtener un título y dejó de serlo el tener algún conocimiento, o algunas habilidades desarrolladas?

A las instituciones ya no parece importarles si consiguen preparar a las generaciones jóvenes para el mañana. Pareciera que sólo importa el dinero. ¿Es acaso que no se han puesto a pensar que dichas generaciones son las que tomarán el control del país en unos cuantos años? ¿Qué clase de Nación seremos si somos absolutamente iletrados? Recordemos que Analfabetismo no es únicamente el no saber y escribir: ahora hay varias clases de analfabetas. Cada vez en mayor cantidad. ¡Y esos son los que van a encargarse de México más pronto que tarde!

¿Qué se puede hacer, más allá de la rabieta, el coraje, el desencanto ante la frustración cuando uno se da cuenta de que la Educación y su problemática en México es un monstruo de mil cabezas? Ante todo, no rendirse. Segundo: denunciar en la medida de lo posible a los que ponen su granito de arena para mantener un sistema corrupto y de “des-educación”.

Tercero… por mi parte seguir estudiando y creciendo. No espero poder salvar al país yo sola. Eso es un sin sentido. Pero algo puedo hacer. Desde mi trinchera.

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