miércoles, 11 de mayo de 2011

Alfabetización en Medios: ¿Seremos capaces de hacerlo?

Estamos, de eso no hay mucha duda, en lo que se llama la Era de la Información. Un momento histórico de la humanidad cuyos alcances nosotros no podemos ver, pues si algo es muy cierto es que, en palabras de Philippe Meirieu, “la historia no se escribe nunca por adelantado”(1): sólo las generaciones que nos sigan en su afán por entender su presente, mirarán hacia atrás –partiendo de que Luis Villoro tiene razón al decir que “la Historia responde al interés en conocer nuestra situación presente; aunque no se lo proponga, cumple una función: la de comprender el presente”(2).

En esta Era de la Información nos enfrentamos a una infinidad de retos y desafíos. Empezando por el surgimiento de nuevos lenguajes para los que no se está preparando a las nuevas generaciones. El flujo de información, tan terriblemente rápido, tan lleno de imágenes que van a velocidad express, de sonidos alborotando los sentidos, de texto en diferentes tipografías y colores, en fin, una mezcla de lo visual y lo auditivo, que va transformando nuestra percepción del mundo, y que tomamos a veces muy a la ligera, sin medir las consecuencias de todo lo que conlleva en el trasfondo esta exaltación de nuestros sentidos a través de los medios de comunicación. ¿Sabemos realmente ver televisión, escuchar radio, navegar por la World Wide Web?

La UNESCO lo mencionó hace ya un par de décadas: “Debemos preparar a la Juventud para vivir en un mundo de imágenes, palabras y sonidos poderosos” (en 1982, para ser precisos). El periodista Ryszard Kapuscinski también lo advirtió: “Entre las actividades humanas, los medios de comunicación son los más manipulados porque son instrumentos para determinar la opinión pública, algo que puede ocurrir de maneras diversas, dependiendo de quién los gestione” (3) Sin caer en ideas que nos lleven al Gran Hermano o a que un mundo nos vigila, es cierto que estamos expuestos a una cantidad de mensajes bestial.

Hablar de Alfabetismo de Medios no es una locura. Si bien tenemos el concepto de que alfabetizar es enseñar la lecto escritura, es decir, la interpretación de unos garabatos sobre un pedazo de papel, la realidad es que eso ya no es suficiente para sobrevivir en la Era de la Información. Si todos hemos pasado por este proceso de alfabetización (al menos quienes estén leyendo esto deben haber pasado por ese proceso, de otro forma no me entenderían), no hemos sido alfabetizados para leer los medios.

Aunque ya se ha hablado de esto desde hace tiempo, no es una costumbre ni en las escuelas ni en casa, simplemente se ha quedado en propuestas teóricas que no han sido llevadas a la práctica, no de una manera constante al menos. Jorge Valderrama ya lo menciona: “La educación persiste en la defensa de una modalidad de lectura como un proceso escalonado y sucesivo, que responde a una cierta linealidad del texto y las secuencias del aprendizaje por edades o etapas. De este modo, la escolarización perpetúa su escamoteo de la transformación de los modos de leer y de la des-localización de los saberes y trabaja con los medios como si fueran libros” (4) ¡Error! No se trata de utilizar los medios como si fueran libros: el lenguaje de los medios es uno completamente distinto.

¿Entonces? Se trata de integrar una nueva concepción de “alfabetismo”. En esta nueva definición “el concepto de texto se expande también para incluir no sólo los textos escritos sino todo tipo de mensajes (verbales, auditivos, visuales o la unión de todos ellos) que se utilizan para crear y luego transmitir y recibir ideas entre los seres humanos” (5)

Hay un serio problema. Para esta alfabetización se requiere el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico de orden superior: saber identificar conceptos clave, establecer conexiones entre miles y miles de ideas, evaluar y analizar si la información en equis sitio Web es verdad o mentira. Requiere criterio y pensamiento crítico. Y no todos tienen las ganas de pensar, de hacer el esfuerzo mental para discernir, clasificar, descartar, evaluar.

El camino más fácil es el estar estático ante lo que ocurre, recibiendo los datos y almacenándolos, de ser posible, tomándolos como ciertos. Sin embargo, ante la cantidad bestial de información a la que nos enfrentamos realmente quedarse estático no es una opción.  Un ejemplo: quien tenga una cuenta de Twitter y siga a unos, digamos, 50 usuarios. La cantidad de tweets que pueden sacar 50 usuarios es más de la que puede procesar una persona cabalmente. Y si en esos tweets hay links que lleven a entradas en blogs, artículos de periódicos, videos en YouTube y un gran etcétera, la cantidad de información remultiplica de manera radical. Diario. ¿De verdad podemos seguir estáticos ante esa cantidad de información? Peor aún: ¿podemos tomar todo por cierto? Aunque creo que la respuesta es clara, lo pongo textual: NO.

Es necesario dar ese brinco y atrevernos a ser críticos, a pensar, a evaluar, discernir, clasificar, descartar. Y una vez aprendido eso, enseñárselo a las nuevas generaciones. No queda de otra, es necesario aprender. Es necesario alfabetizarnos nosotros en medios para después volverlo una constante. Ya no se trata de educar para acumular datos, sino de enseñar cómo se procesa la información que la tecnología almacena para nosotros. Ahora se trata de un manejo de datos más que acumulación de los mismos. (6)

Si no aprendemos esto y, ante todo, no lo empezamos a aplicar, es probable que la historia recuerde a la Era de la Información como la era que sepultó de manera abrumadora a la humanidad ante la cantidad de mensajes emitidos más no entendidos.

Referencias:
(1) Meirieu, Philippe. Aprender, sí. Pero ¿cómo? Editorial Octaedro. España. 2009. Pág. 45
(2) Villoro, Luis. "El Sentido de la Historia" en Historia ¿para qué? Siglo XXI Editores. México. Pág. 36
(3) Kapuscinski, Ryszard. Los cínicos no sirven para este oficio. Editorial Anagrama. España. 3ra. edición. 2003. Pág 59
(4) Valderrama, Jorge. Comunicación-Educación. Coordenadas, abordajes y travesías. Universidad Central y Siglo del Hombre Editores. Colombia. 2000. Pág. 11
(6) Paráfrasis de una cita de David Berio en Comunicación y Comportamiento. 1975. Carezco del texto completo, la cita viene el el Conjunto de Herramientas para Alfabetismo en Medios mencionado en el (5)

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