jueves, 5 de mayo de 2011

Copyright: ¿el obstáculo inamovible de la Libertad de la Palabra Digital?

Recientemente leí un artículo en línea que inicia con “Los medios digitales han cambiado radicalmente la forma en que leemos y escribimos, modificando de paso la forma en que nos nutrimos de conocimientos”. Se trata de una reflexión/lamentación respecto a la “palabra digital” tan desaprovechada en su maleabilidad para poder transmitir conocimientos cuasi instantáneos y, ante todo, modificables.

Un punto muy cierto planteado por dicho artículo, es el que menciona que es más fácil publicaren Internet. No se trata de un libro impreso que tarda un buen rato (en lo que pasa por el proceso de edición, corrección de estilo y publicación en sí) y que una vez publicado ya no puede ser ni modificado ni actualizado a menos de que pase por una nueva edición, que a su vez representa más tiempo. Por otro lado tenemos a la palabra digital que aunque ya haya sido publicada es muy fácil editarla, actualizarla, reconstruirla, sin necesidad de pasar por un largo proceso.

Es cierto: tener algo publicado ya sea en un blog, un sitio web o una Wiki tiene esa gran maleabilidad y facilidad de edición. Yo lo he vivido: publicas algo, lo lees, te das cuenta de un dedazo o asunto que debe corregirse, te vuelves a meter al editor y lo corriges en ese momento. Se vuelve a publicar actualizado, en no más de 5 minutos.

Sin embargo, platicando con dos colegas y maestros míos, salió un punto muy importante al respecto: el gran problema del Copyright o Derechos de Autor. Si bien tenemos los movimientos fieles al Open Access (Acceso Abierto en español) como puede ser el Proyecto Gutenberg con más de 35,000 libros electrónicos completos para su descarga gratuita, nos enfrentamos al serio problema del dinero. Una amiga mía, filósofa y empresaria, me decía hace poco “No entiendo por qué la gente le da tanta importancia al dinero”. Todo el mundo piensa en el dinero. Sí, es cierto: es importante, sin él no podemos pagar renta, comida, ropa. Pero también es cierto que muchas personas en este planeta piensan ante todo en el ingreso económico: pensar en “regalar” su trabajo es una grave falta. Uno de los colegas antes mencionados, José Daniel Guerrero Gálvez, planteaba la pregunta: “¿Crees que las editoriales estén dispuestas? ¿Estarías dispuesta a liberar un libro tuyo en la red sin la figura legal de la propiedad intelectual pero debidamente acreditada su autoría? En pocas palabras si haces un libro nunca recibirás regalías bajo estos términos, ¿estarías dispuesta considerando una posición de literata?” Es una pregunta muy dura, particularmente para alguien que, como yo, ama las letras y le gustaría algún día ser reconocida por sus textos.

El Acceso Abierto está luchando para tumbar esto: romper la figura legal de la propiedad intelectual y ya no tener que esperar 100 años tras la muerte del autor para que se considere obra del dominio público. Pero, en palabras de mi profesor Juan Manuel Zurita Sánchez: “Las editoriales difícilmente van a dejar ir el mejor negocio que ha habido en la historia de la cultura, el libro. Por lo tanto, y aparejado a ello, la figura del copyright  es un lastre que no permite socializar el conocimiento, y por lo tanto, cualquier iniciativa que esté basada en los principios del mercado y del negocio de las editoriales, no puede ser de orden educativo o social”.

Entonces, ¿es cierto que a pesar de la versatilidad y de las grandes posibilidades que nos ofrece la palabra digital estamos lejos si no es que imposiblemente distantes de llegar al ideal del uso educativo de la misma?

No forzosamente. Ya nos empezamos a enfrentar a proyectos como Intech Open donde uno encuentra libros y revistas de carácter científico 100% libres. También, como ya mencioné antes, está el Proyecto Gutenberg y cada vez más bloggeros protegen su información con licencias de Creative Commons que, contrario al pago de regalías del copyright, lo único que piden es el crédito para el autor: di no al plagio, pero comparte libremente.

Es una gran batalla, es cierto, pero tampoco es como que la tengamos perdida los partidarios del Acceso Abierto (sí, yo estoy a favor del movimiento). Entre más y más gente se vaya uniendo, así como entre más probemos los usos y beneficios de la palabra digital ampliamente compartida, más cerca estaremos de vencer obstáculos. No, no espero que acabemos con las editoriales y que los libros mueran y/o desaparezcan (otra cosa que soy es bibliófila, si me conocen sabrán que no miento: prefiero mil veces un libro entre mis manos, que copias), simplemente espero que lleguemos a un punto en que estas ideas de compartir la información y ante todo el conocimiento sea algo un poco más fácil y accesible para todos a través de la palabra digital. No lo veo tan utópico o idealista si vamos poniendo nuestro granito de arena.

1 comentario:

Emilia Kiehnle dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Creo que es perfectamente legítimo cobrar dinero por un trabajo intelectual y por el trabajo de edición del mismo, pero también creo que los pensadores tenemos también la responsabilidad de darle algo gratuitamente a la sociedad en la que nos formamos.