lunes, 18 de julio de 2011

¿Las Nuevas Familias?

El Daño a las Generaciones por venir gracias al Pecado de Omisión

“Los jóvenes no son egoístas por naturaleza, así como los viejos no son sabios por naturaleza. La comprensión y la superficialidad no pertenecen a los años sino al camino que recorre cada uno”
Susanna Tamaro

El camino que recorra cada uno… pero ¿qué pasa cuando te facilitan el camino al extremo de que piensas que esforzarse para conseguir algo no es necesario? Se quejan mucho de que la generación de NINI’s (los que Ni Estudian Ni Trabajan) y que la juventud se está yendo al traste, pero ya he mencionado antes que en la estupidez burocrática las escuelas no están ayudando mucho a que mejore la situación  del país.

¿Y qué pasa cuando nos enfrentamos a la educación natural, la más crítica y la primera existente para cada uno de nosotros? Me refiero a la Educación en casa, esos primeros años (con una especie de continuo no tan marcado pero sí constante tras la entrada a la primaria) en que son los padres los que nos crían, nos ponen los límites y nos dan los primeros encuentros fuertes con el mundo real. ¿Qué pasa cuando los padres pecan por omisión?

Querer facilitarle la existencia a los hijos para “evitar futuros traumas” no es necesariamente la mejor forma de educar a los pequeños que en unos cuantos años se harán cargo del país.

Satisfacer cada exigencia de un hijo no es la mejor forma de educarlo. ¿y la tolerancia a la Frustración? ¿Cómo creen que va a reaccionar un chiquillo al que nunca se le ha dicho “no” en la vida ante la primera negativa? No va a ser algo bonito ni que alguno de nosotros quiera atestiguar, lo aseguro.

Para variar, nos enfrentamos a un asunto multifactorial: las vidas aceleradas que exigen que ambos padres (o las familias uniparentales) trabajen para mantener los gastos causando un sentimiento de culpa por falta de tiempo de calidad que se compensa con objetos materiales; los padres que no quieren o no saben cómo pasar tiempo con los hijos y prefieren “enchufarlos” a la televisión, la computadora o cualquier otro aparato que los mantenga entretenidos y sin dar guerra; los argumentos “psicológicos” chantajistas de que el niño o la niña se va a sentir menos porque “todos los demás compañeritos ya lo tienen” (inserte aquí el objeto en cuestión); la acelerada producción de objetos en una sociedad de consumo “úsese-y-deséchese” que obliga a todos a comprar y cambiar computadoras, celulares y demás a un paso desgastante para ir a la par con la moda…

Motivo hay muchos. La responsabilidad está en manos de cada uno de nosotros, los adultos. Los niños no han recorrido suficiente camino como para poder discernir, pero nosotros sí ¿o no?

Se supone que ya sabemos que la vida no es sencilla y que hay que partirse el lomo para conseguir lo que uno quiere. Y debemos tener el criterio suficiente para no ceder ante la mercadotecnia. ¡Ah! Porque ya hasta la publicidad nos demuestra que las nuevas familias son dirigidas por los hijos. Para ejemplo, este comercial de coches:




No es posible que pequemos de omisión. Decir “No” no es tan difícil. Sí, habrá berrinches de por medio. Dos que tres pataletas. Pero de verdad, en el futuro, nos irá mejor tanto como nación como en lo personal. No podemos estar malcriando pequeños por “facilitarles” la existencia. Porque, aceptémoslo, la vida no es fácil.  Es cierto, no hay que complicarla más de lo necesario, pero tampoco debemos mentir omitiendo que hay que trabajar.

martes, 24 de mayo de 2011

De Servicios Escolares a Servicio al Cliente

Frustración. Dícese del sentimiento que me embarga como estudiante de Pedagogía y madre cuando veo la deriva educacional que el país está experimentado y que, en lugar buscar una solución, parece querer alejarse cada vez más y más de la lógica y la razón (ya no digamos la Pedagogía, la Didáctica, la Ética o la Epistemología).

Cuando la Educación está tomada entre el Sindicato Nacional de Trabajadores de la educación (SNTE) y los administradores que sólo buscan el dinero pareciera que ya no hay lugar para dónde hacerse. Mientras en la escuela los pedagogos en formación hablan de utopías, la realidad es mucho más compleja que simplemente discutir si Freire, Freinet, Dewey o Rousseau son la solución a nuestros problemas. La Educación en México representa, en la actualidad (y desde hace mucho tiempo) un serio problema multifacético que debe ser atacado desde distintos puntos al mismo tiempo, no sólo con discursos y utopías sino con acciones que involucren a todos los participantes: educadores, padres, educandos, gobierno.

Es imposible que lleguemos a algún lado mientras la Educación siga secuestrada por intereses políticos y económicos. Por un lado, contemplar al SNTE protegiendo a una maestra que ha tenido más faltas que asistencias en un Jardín Preescolar y saber que ni siquiera la Directora de dicha institución puede despedirla porque el Sindicato no lo permite es desesperante. Aquí es donde los padres deben tomar cartas en el asunto y no quedarse sólo con quejas inocuas, sino asistiendo a las instancias necesarias y ejerciendo presión para conseguir un cambio de profesora. Empero, éste es sólo un caso muy particular. ¿Cuántos más no existen allá afuera?

Por otro lado, contemplar a los estudiantes universitarios de instituciones privadas (las escuelas de paga) totalmente desinteresados en las clases porque saben que NO PUEDEN REPROBAR. La Escuela mandándoles el mensaje de que son un cliente más que mientras pague seguirá recibiendo el servicio y eventualmente un título, sin importar si en el proceso aprende o no. ¿En qué momento dejó de ser Servicio Escolar para convertirse en Servicio al Cliente? ¿En qué momento tener dinero empezó a ser la razón número 1 para obtener un título y dejó de serlo el tener algún conocimiento, o algunas habilidades desarrolladas?

A las instituciones ya no parece importarles si consiguen preparar a las generaciones jóvenes para el mañana. Pareciera que sólo importa el dinero. ¿Es acaso que no se han puesto a pensar que dichas generaciones son las que tomarán el control del país en unos cuantos años? ¿Qué clase de Nación seremos si somos absolutamente iletrados? Recordemos que Analfabetismo no es únicamente el no saber y escribir: ahora hay varias clases de analfabetas. Cada vez en mayor cantidad. ¡Y esos son los que van a encargarse de México más pronto que tarde!

¿Qué se puede hacer, más allá de la rabieta, el coraje, el desencanto ante la frustración cuando uno se da cuenta de que la Educación y su problemática en México es un monstruo de mil cabezas? Ante todo, no rendirse. Segundo: denunciar en la medida de lo posible a los que ponen su granito de arena para mantener un sistema corrupto y de “des-educación”.

Tercero… por mi parte seguir estudiando y creciendo. No espero poder salvar al país yo sola. Eso es un sin sentido. Pero algo puedo hacer. Desde mi trinchera.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Alfabetización en Medios: ¿Seremos capaces de hacerlo?

Estamos, de eso no hay mucha duda, en lo que se llama la Era de la Información. Un momento histórico de la humanidad cuyos alcances nosotros no podemos ver, pues si algo es muy cierto es que, en palabras de Philippe Meirieu, “la historia no se escribe nunca por adelantado”(1): sólo las generaciones que nos sigan en su afán por entender su presente, mirarán hacia atrás –partiendo de que Luis Villoro tiene razón al decir que “la Historia responde al interés en conocer nuestra situación presente; aunque no se lo proponga, cumple una función: la de comprender el presente”(2).

En esta Era de la Información nos enfrentamos a una infinidad de retos y desafíos. Empezando por el surgimiento de nuevos lenguajes para los que no se está preparando a las nuevas generaciones. El flujo de información, tan terriblemente rápido, tan lleno de imágenes que van a velocidad express, de sonidos alborotando los sentidos, de texto en diferentes tipografías y colores, en fin, una mezcla de lo visual y lo auditivo, que va transformando nuestra percepción del mundo, y que tomamos a veces muy a la ligera, sin medir las consecuencias de todo lo que conlleva en el trasfondo esta exaltación de nuestros sentidos a través de los medios de comunicación. ¿Sabemos realmente ver televisión, escuchar radio, navegar por la World Wide Web?

La UNESCO lo mencionó hace ya un par de décadas: “Debemos preparar a la Juventud para vivir en un mundo de imágenes, palabras y sonidos poderosos” (en 1982, para ser precisos). El periodista Ryszard Kapuscinski también lo advirtió: “Entre las actividades humanas, los medios de comunicación son los más manipulados porque son instrumentos para determinar la opinión pública, algo que puede ocurrir de maneras diversas, dependiendo de quién los gestione” (3) Sin caer en ideas que nos lleven al Gran Hermano o a que un mundo nos vigila, es cierto que estamos expuestos a una cantidad de mensajes bestial.

Hablar de Alfabetismo de Medios no es una locura. Si bien tenemos el concepto de que alfabetizar es enseñar la lecto escritura, es decir, la interpretación de unos garabatos sobre un pedazo de papel, la realidad es que eso ya no es suficiente para sobrevivir en la Era de la Información. Si todos hemos pasado por este proceso de alfabetización (al menos quienes estén leyendo esto deben haber pasado por ese proceso, de otro forma no me entenderían), no hemos sido alfabetizados para leer los medios.

Aunque ya se ha hablado de esto desde hace tiempo, no es una costumbre ni en las escuelas ni en casa, simplemente se ha quedado en propuestas teóricas que no han sido llevadas a la práctica, no de una manera constante al menos. Jorge Valderrama ya lo menciona: “La educación persiste en la defensa de una modalidad de lectura como un proceso escalonado y sucesivo, que responde a una cierta linealidad del texto y las secuencias del aprendizaje por edades o etapas. De este modo, la escolarización perpetúa su escamoteo de la transformación de los modos de leer y de la des-localización de los saberes y trabaja con los medios como si fueran libros” (4) ¡Error! No se trata de utilizar los medios como si fueran libros: el lenguaje de los medios es uno completamente distinto.

¿Entonces? Se trata de integrar una nueva concepción de “alfabetismo”. En esta nueva definición “el concepto de texto se expande también para incluir no sólo los textos escritos sino todo tipo de mensajes (verbales, auditivos, visuales o la unión de todos ellos) que se utilizan para crear y luego transmitir y recibir ideas entre los seres humanos” (5)

Hay un serio problema. Para esta alfabetización se requiere el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico de orden superior: saber identificar conceptos clave, establecer conexiones entre miles y miles de ideas, evaluar y analizar si la información en equis sitio Web es verdad o mentira. Requiere criterio y pensamiento crítico. Y no todos tienen las ganas de pensar, de hacer el esfuerzo mental para discernir, clasificar, descartar, evaluar.

El camino más fácil es el estar estático ante lo que ocurre, recibiendo los datos y almacenándolos, de ser posible, tomándolos como ciertos. Sin embargo, ante la cantidad bestial de información a la que nos enfrentamos realmente quedarse estático no es una opción.  Un ejemplo: quien tenga una cuenta de Twitter y siga a unos, digamos, 50 usuarios. La cantidad de tweets que pueden sacar 50 usuarios es más de la que puede procesar una persona cabalmente. Y si en esos tweets hay links que lleven a entradas en blogs, artículos de periódicos, videos en YouTube y un gran etcétera, la cantidad de información remultiplica de manera radical. Diario. ¿De verdad podemos seguir estáticos ante esa cantidad de información? Peor aún: ¿podemos tomar todo por cierto? Aunque creo que la respuesta es clara, lo pongo textual: NO.

Es necesario dar ese brinco y atrevernos a ser críticos, a pensar, a evaluar, discernir, clasificar, descartar. Y una vez aprendido eso, enseñárselo a las nuevas generaciones. No queda de otra, es necesario aprender. Es necesario alfabetizarnos nosotros en medios para después volverlo una constante. Ya no se trata de educar para acumular datos, sino de enseñar cómo se procesa la información que la tecnología almacena para nosotros. Ahora se trata de un manejo de datos más que acumulación de los mismos. (6)

Si no aprendemos esto y, ante todo, no lo empezamos a aplicar, es probable que la historia recuerde a la Era de la Información como la era que sepultó de manera abrumadora a la humanidad ante la cantidad de mensajes emitidos más no entendidos.

Referencias:
(1) Meirieu, Philippe. Aprender, sí. Pero ¿cómo? Editorial Octaedro. España. 2009. Pág. 45
(2) Villoro, Luis. "El Sentido de la Historia" en Historia ¿para qué? Siglo XXI Editores. México. Pág. 36
(3) Kapuscinski, Ryszard. Los cínicos no sirven para este oficio. Editorial Anagrama. España. 3ra. edición. 2003. Pág 59
(4) Valderrama, Jorge. Comunicación-Educación. Coordenadas, abordajes y travesías. Universidad Central y Siglo del Hombre Editores. Colombia. 2000. Pág. 11
(6) Paráfrasis de una cita de David Berio en Comunicación y Comportamiento. 1975. Carezco del texto completo, la cita viene el el Conjunto de Herramientas para Alfabetismo en Medios mencionado en el (5)

jueves, 5 de mayo de 2011

Copyright: ¿el obstáculo inamovible de la Libertad de la Palabra Digital?

Recientemente leí un artículo en línea que inicia con “Los medios digitales han cambiado radicalmente la forma en que leemos y escribimos, modificando de paso la forma en que nos nutrimos de conocimientos”. Se trata de una reflexión/lamentación respecto a la “palabra digital” tan desaprovechada en su maleabilidad para poder transmitir conocimientos cuasi instantáneos y, ante todo, modificables.

Un punto muy cierto planteado por dicho artículo, es el que menciona que es más fácil publicaren Internet. No se trata de un libro impreso que tarda un buen rato (en lo que pasa por el proceso de edición, corrección de estilo y publicación en sí) y que una vez publicado ya no puede ser ni modificado ni actualizado a menos de que pase por una nueva edición, que a su vez representa más tiempo. Por otro lado tenemos a la palabra digital que aunque ya haya sido publicada es muy fácil editarla, actualizarla, reconstruirla, sin necesidad de pasar por un largo proceso.

Es cierto: tener algo publicado ya sea en un blog, un sitio web o una Wiki tiene esa gran maleabilidad y facilidad de edición. Yo lo he vivido: publicas algo, lo lees, te das cuenta de un dedazo o asunto que debe corregirse, te vuelves a meter al editor y lo corriges en ese momento. Se vuelve a publicar actualizado, en no más de 5 minutos.

Sin embargo, platicando con dos colegas y maestros míos, salió un punto muy importante al respecto: el gran problema del Copyright o Derechos de Autor. Si bien tenemos los movimientos fieles al Open Access (Acceso Abierto en español) como puede ser el Proyecto Gutenberg con más de 35,000 libros electrónicos completos para su descarga gratuita, nos enfrentamos al serio problema del dinero. Una amiga mía, filósofa y empresaria, me decía hace poco “No entiendo por qué la gente le da tanta importancia al dinero”. Todo el mundo piensa en el dinero. Sí, es cierto: es importante, sin él no podemos pagar renta, comida, ropa. Pero también es cierto que muchas personas en este planeta piensan ante todo en el ingreso económico: pensar en “regalar” su trabajo es una grave falta. Uno de los colegas antes mencionados, José Daniel Guerrero Gálvez, planteaba la pregunta: “¿Crees que las editoriales estén dispuestas? ¿Estarías dispuesta a liberar un libro tuyo en la red sin la figura legal de la propiedad intelectual pero debidamente acreditada su autoría? En pocas palabras si haces un libro nunca recibirás regalías bajo estos términos, ¿estarías dispuesta considerando una posición de literata?” Es una pregunta muy dura, particularmente para alguien que, como yo, ama las letras y le gustaría algún día ser reconocida por sus textos.

El Acceso Abierto está luchando para tumbar esto: romper la figura legal de la propiedad intelectual y ya no tener que esperar 100 años tras la muerte del autor para que se considere obra del dominio público. Pero, en palabras de mi profesor Juan Manuel Zurita Sánchez: “Las editoriales difícilmente van a dejar ir el mejor negocio que ha habido en la historia de la cultura, el libro. Por lo tanto, y aparejado a ello, la figura del copyright  es un lastre que no permite socializar el conocimiento, y por lo tanto, cualquier iniciativa que esté basada en los principios del mercado y del negocio de las editoriales, no puede ser de orden educativo o social”.

Entonces, ¿es cierto que a pesar de la versatilidad y de las grandes posibilidades que nos ofrece la palabra digital estamos lejos si no es que imposiblemente distantes de llegar al ideal del uso educativo de la misma?

No forzosamente. Ya nos empezamos a enfrentar a proyectos como Intech Open donde uno encuentra libros y revistas de carácter científico 100% libres. También, como ya mencioné antes, está el Proyecto Gutenberg y cada vez más bloggeros protegen su información con licencias de Creative Commons que, contrario al pago de regalías del copyright, lo único que piden es el crédito para el autor: di no al plagio, pero comparte libremente.

Es una gran batalla, es cierto, pero tampoco es como que la tengamos perdida los partidarios del Acceso Abierto (sí, yo estoy a favor del movimiento). Entre más y más gente se vaya uniendo, así como entre más probemos los usos y beneficios de la palabra digital ampliamente compartida, más cerca estaremos de vencer obstáculos. No, no espero que acabemos con las editoriales y que los libros mueran y/o desaparezcan (otra cosa que soy es bibliófila, si me conocen sabrán que no miento: prefiero mil veces un libro entre mis manos, que copias), simplemente espero que lleguemos a un punto en que estas ideas de compartir la información y ante todo el conocimiento sea algo un poco más fácil y accesible para todos a través de la palabra digital. No lo veo tan utópico o idealista si vamos poniendo nuestro granito de arena.

viernes, 8 de abril de 2011

El grupo que NO lee

El grupo ha sido etiquetado. De hecho lo fue desde hace tiempo. Pero la etiqueta no se cae. Es difícil deshacerse de las etiquetas una vez que han sido plantadas. Sólo a través del tiempo y el esfuerzo uno consigue . Hace un año yo escribí al respecto en mi blog personal. Sin embargo, el asunto sigue ahí latente. Y aunque el grupo se ofende y se queda callado ante las acusaciones de otros maestros de que no leemos y que ya les habían advertido, siguen sin leer. La pregunta es ¿por qué? No tengo la respuesta y no sé si la tendré, pero en definitiva me intriga...