Maricarmen dijo algo: "Soy muy exigente conmigo misma, prefiero de plano no entregar un trabajo a entregarlo mal hecho... pero ahora con mis hijas y la escuela veo que eso ya no es tan viable". Marlene tambié comentó algo: "Quise leer tu ensayo de Historia (refiriéndose a mí) y vi que lo hiciste al aventón" a lo que contesté que era cierto: la migraña me había dejado un tanto tirada y en medio de mi atolondramiento Alberto me ayudó a redactarlo.
Uno está acostumbrado, como estudiante, a hacer ciertas cosas. Dependiendo del nivel de exigencia que se tenga consigo mismo, qué tan críticas o extremas osn las medidas que toma, como maricarmen que prefiere desvelarse y echarle todos los kilos antes de entregar algo que considere mediocre.
La gente inteligente suele ser terriblemente exigente no sólo con el mundo que le rodea, sino con uno mismo. A mí misma me pasa que cuando quiero escribir algo no debo ponerme a releerlo demasiado o termino echando por la borda todo mi trabajo por no ser suficientemente bueno. De menos me pasaba. Alguna vez escribí 20 capítulos de una novela, y al releerla me chocó y la borré, completita. Ahora me arrepiento. Ser tan exigente con uno no mismo no siempre es positivo.
Y menos cuando uno trabaja, estudia, tiene hijos y lleva una casa. No hablo sólo por mí: lo veo con Maricarmen, con Gaby E., Gaby M, Nohemí y Marlene y el resto de mis compañeros.
Nos exigimos la perfección pero la cantidad de trabajo es abrumadora y a veces nos rebasa. ¿De verdad es que nos rebase? ¿o noe stamos exigiendo de más ante los estándares propios y personales de lo que es perfección?
Si el ritmo de vida nos tiene tan saturados, tal vez sea conveniente por sanidad mental bajar un poco esos estándares: romper los paradigmas. Yo empecé a hacerlo. No se trata de caer en la mediocridad, se trata de no morir a causa del estrés en el intento de ser maravillosos estudiantes, perfectas amas de casa, madres modelo y empleados del mes. There's so much one person can handle.
Escribir un ensayo de Historia mediano y repetitivo por migraña en otro momento me habría pesado terriblemente. Me habría apaleado mentalmente durante una semana y probablmente habría hablado con el maestro para conseguir una prórroga. ¡Habría conseguido una nueva migraña! No lo vale.
Hay que darnos cuenta de que nuestra realidad de estudiantes no es la del estudiante universitario promedio. En nuestro tercer semestre no somos ningún grupo de muchachitas de 18 años sin más responsabilidad que la escuela y mantenidas por nuestros padres... ni remotamente nos acercamos a ello. Ergo es necesario afrontar nuestra realidad sí con la mayor disposición a sacar bien la escuela, pero sin que vaya en contra de nuestra propia salud. Repito: romper los paradigmas y volverlos a crear.
1 comentario:
Y ciertamente no lo vale. Tienes razón... a bajarle a la autoexigencia y sobre todo a la exigencia a los que nos rodean.
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