Publicado originalmente en la Revista Kya! el jueves 20 de mayo de 2010
Vivimos en la era informática. Al menos, eso nos han dicho. El fenómeno de las computadoras y la Internet es tan grande que todos los que tenemos acceso a las mismas ya no imaginamos que un día pase sin revisar el correo electrónico, escribir en un blog o saludar a los amigos vía chat o un mensaje en el Facebook. A tal grado llega la cosa que se han empezado a publicar varios textos en los que se habla de las grandes capacidades que tiene la red como vía de transmisión de conocimientos y herramienta indispensable para la educación. Han salido varias ideas de cómo utilizar las redes sociales, el fenómeno más fuerte en la actualidad virtual, para facilitar el proceso de aprendizaje, pues como se describe en 100 formas de usar las redes sociales en educación: “Sitios como Facebook y Twitter y de herramientas como Skype se conecta a los estudiantes a las oportunidades de aprendizaje en nuevas y emocionantes maneras”. Empiezan a crearse sitios como Haiku donde los profesores pueden abrir aulas virtuales flexibles donde subir archivos y crear una herramienta útil y moderna, interactiva y que no expira. Sin embargo ¿qué pasa cuando uno como maestro quiere aplicar estas herramientas en su aula y los alumnos son incapaces de utilizarlas?
Yo tengo un profesor que en su bitácora se autodenomina como blogfesor. Utiliza la herramienta del blog (abreviatura para web log, o bitácora virtual en inglés) para dejar al alcance de sus alumnos lecturas, ejercicios y noticias. Para mí, una autora de blog activa, fue un giro interesante en mi proceso de aprendizaje. Para mis compañeros, ajenos al uso de una bitácora, fue un shock absoluto.
En la actualidad existimos dos tipos de personas en la red: los nativos digitales y los migrantes digitales. “Nativo” es aquél que nació ya dentro de la era digital, prácticamente con el mouse bajo el brazo. Los “migrantes” somos los que hemos pasado de utilizar máquina de escribir o redactar a mano a utilizar las computadoras. ¿Qué tan fácil es esta migración? La respuesta para lo que están leyéndome puede ser “muy fácil” o incluso “obvia”, pero yo les puedo asegurar que no es así.
Me he encontrado con un grupo de estudiantes que, aunque tienen toda la disposición, carecen de la facilidad de entendimiento para trasladarse a la red. Los he llamado “analfabetas virtuales”. Saben leer y escribir, se desarrollan en un ambiente laboral sin mayor dificultad, saben prender una computadora y redactar un trabajo en un procesador de texto, tal vez incluso buscar algo en Google. Pero no pueden utilizar todas las herramientas que la red proporciona. Aunque son autores de blogs, no saben cómo escribir y publicar entradas. Comentar dentro de una entrada o un foro de discusión es motivo de conflicto interno. Las redes sociales son un misterio absoluto.
Las quejas antes eran porque los profesores no actualizaban sus conocimientos y no se esforzaban por entrar en la era moderna. Ahora la queja es que los estudiantes están atrasados. Puede sorprendernos. Pero es una realidad: no todos saben utilizar la red. Y no me refiero a la generación que rebasa a la mía (soy una mujer de 25 años), sino a generaciones incluso debajo de la mía. Mi padre, profesor universitario ha llegado a comentarnos que sus alumnos de primer semestre, es decir chicos de 18, 19 años, no tienen ni siquiera cuenta de correo electrónico.
¿Causa fobia la tecnología? Puede ser. Lo cierto es que tanto profesores como estudiantes deben hacer actualmente un gran esfuerzo para poder romper la barrera. Es una realidad que en México existe un alto nivel de analfabetismo tradicional; ahí tenemos las estadísticas para demostrarlo: la UNESCO calcula que 7 millones de personas en México no saben ni leer ni escribir. Sin embargo, del porcentaje letrado ¿cuántos caen en el analfabetismo virtual? ¿Cuántos deambulan por sus trabajos, por sus escuelas sin saber manejar el correo electrónico? Este es el nuevo fenómeno de la no educación en México: el fenómeno de los que no saben utilizar las herramientas que se les están brindando. ¿Cómo podemos convertirlo en migrantes virtuales?
Los cursos de manejo de herramientas Web deberían ser una prioridad dentro de las escuelas. Hay que dar cuantas armas se pueda a los estudiantes para enfrentarse a la vida real cuando dejen el cobijo de la escuela. ¿Las autoridades lo han notado? Mejor aún, ¿los mismos profesores lo han detectado?
El analfabetismo virtual nos acecha a los que no somos analfabetas tradicionales. Como dijo José Vasconcelos “La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral.” A mi parecer, el progreso también debería engendrar cultura. Es menester abrir los ojos ante este nuevo fenómeno y no sólo agregarlo a la enorme lista de carencias por resolver dentro de la educación mexicana, sino afrontarlo de lleno a la voz de ya.
Fuentes consultadas:
•Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: “Cultura”
•Viviendo en el SUAPed: Bitácora de un profesor
•100 formas de usar las redes sociales en educación
•Inmigrantes digitales vs. Nativos digitales